Silvia Farriol
“El miedo no forma parte de mi ADN”
Militante comunista durante el franquismo y feminista de primera hora, Farriol reivindica el papel social del arquitecto.
Nada más sentarse en la barra del Giardinetto, Sílvia Farriol se pide un whisky con hielo, bebida que es toda una declaración de principios. Y de principios esta arquitecta tiene unos cuantos y muy claros.
Tenía 18 años cuando se encerró en el monasterio de los Capuchinos de Barcelona para desafiar al franquismo. Era marzo de 1966 y ella estudiaba primero de arquitectura. Aquellos tres días de encierro la ayudaron a madurar. Fichada por la policía y perseguida por su padre, que llegó a encerrarla en un psiquiátrico, Farriol empezó a tomar decisiones por sí misma.
Defender la democracia con un ideario de izquierdas y desde un feminismo sin concesiones le costaron varios enfrentamientos con la policía. Estuvo tres meses en la cárcel y muchas horas en reuniones políticas. Tantas que tardó cinco años en aprobar el primer curso de arquitectura. Confiesa que nunca tuvo miedo. “No se tiene miedo a los 18 años, y yo creo que el miedo no forma parte de mi ADN”.
Farriol reconoce que hoy los derechos de la mujer han avanzado mucho, aunque seguimos bajo un patriarcado ancestral y denuncia las dificultades de muchas mujeres en países donde se juegan la vida para reivindicar igualdad y justicia.
Esta forma de ver el mundo ha moldeado su arquitectura. Reniega de los edificios objeto y reivindica el papel social de la arquitectura. “La actividad social del arquitecto está en la base de su profesión”, asegura. “En caso contrario, nos convertimos en sicarios del poder político y económico”. Este compromiso social debe plasmarse, según su opinión, en la construcción de viviendas asequibles, de protección oficial. Le cuesta entender que los ayuntamientos españoles no tengan políticas a favor de la vivienda como tiene París, donde el Ayuntamiento compra fincas enteras para destinarlas al alquiler y, de esta manera, frenar la especulación inmobiliaria.
Durante ocho años, Farril ha presidido la división arquitectónica de Fomento de las Artes y el Diseño (FAD). El FAD, es una asociación que se creó en Barcelona en 1903 para defender la artesanía y los oficios relacionados con la vida cotidiana y que, en esa época, se veían amenazados por la industrialización. El modelo era la Art&Crafts, una asociación similar del Reino Unido. El FAD aún sigue en pie, sin que en España haya asociaciones similares.
La dedicación de Farriol a ArquinFAD ha sido pro bono y ella opina que es un lujo poder devolver a la sociedad algo de lo que ella le ha dado. Reconoce que no todo el mundo tiene el tiempo ni la posibilidad de un voluntariado, pero considera que deberíamos aspirar a una sociedad en la que todos pudiéramos contribuir. “Tenemos que poder hacer algo en la vida que no sea a cambio de dinero”, sentencia.
Xavier Mas De Xaxàs, 15/06/2018