Eduardo Mendoza
“Estoy considerando la posibilidad de
escribir una novela de zombis”
Mendoza se mueve en la ironía como un pez en el agua. Es su medio natural, el más eficaz para explicar la realidad de una sociedad en la encrucijada. Al escritor, premio Cervantes 2016, le atraen los extraterrestres y confiesa que está “considerando seriamente la posibilidad de escribir una novela de zombis, porque es la única que se vende de verdad”. Una historia de amor esperpéntico entre un zombi y una terrícola, por ejemplo.
El objetivo de esta empresa sería sólo crematístico porque no cree que sea conveniente cultivar lectores a partir de novelas sencillas. Mendoza considera que “no todo el mundo ha de leer”, igual que “no todo el mundo sabe poner inyecciones”. También opina que para leer la historia de una chica que se enamora de un zombi es mejor no leer. Dice que para que la gente lea una birria, mejor que no lea nada.
El humor marca buena parte de su creación literaria. “Sin noticias de Gurb”, la historia de un marciano que visita la Tierra, es la que más éxito comercial ha tenido de todas las que ha escrito. Luego está el detective anónimo que empieza perdiéndose en un laberinto de aceitunas y acaba de peluquero de señoras. Aunque parezca fácil y divertido, “escribir humor es difícil”, porque “si no te hace reír es un fracaso”.
Mendoza vive ahora más en Londres que en Barcelona. Si en el capital británica se siente atrapado por el Bréxit, en la catalana lo está por el proceso independentista. Con la tranquilidad y la calma del que parece que nunca ha roto un plato, reniega del nacionalismo y de la manipulación informativa que idiotiza a las masas de votantes. No pierde el tiempo leyendo la prensa diaria pero consume mucha prensa semanal, especialmente anglosajona.
Le gustan los bares. La barra del Giardinetto es una de sus favoritas y opina que el local tiene un lugar destacado en la historia cultural y social de Barcelona porque durante años ha ofrecido un espacio idóneo para discutir lo que no se puede hablar en los palcos del Barça o del Liceo.
Frecuenta los pubs y las coctelerías, yrecuerda con nostalgia las copas en Boadas con Manolo Vázquez Montalbán. En las coctelerías se siente cuidado, se divierte con la prestidigitación del barman, le gusta que le descubran un nuevo sabor.
Mendoza no piensa escribir sus memorias pero mira al pasado y reconoce lo mucho que se equivocó al valorar las revoluciones sociales y los avances de la tecnología. Le interesa comparar lo que pensaba del presente de entonces con lo que después acabó sucediendo y pone el ejemplo de lo mucho que criticó a las computadoras sin imaginar el dominio que llegarían a tener. Hoy cree que nos pasará lo mismo con lo que vemos a nuestro alrededor, de nuestra actitud “antes cosas que son imposibles de ver”, de “la burla que nos hacemos a nosotros mismos”.
Xavier Mas De Xaxàs, 15/09/2017