Bárbara Aurell
Hay que parar para saber cómo quieres vivir
Bárbara Aurell sonríe mucho y reivindica la felicidad, el buen rollo frente a los complejos. Antes de diseñar un espacio quiere conocer a la persona, cómo es y cómo piensa. “A las personas no puedes cambiarlas pero puedes adaptar el espacio a las personas”. Si una es desordenada, por ejemplo, diseñará un espacio que se trague este desorden.
De ahí que lo primero que le pide a un cliente es que cierre los ojos y piense su casa ideal, el lugar que mejor se adapta. No es fácil de hacer porque normalmente no nos detenemos a pensar como queremos vivir. “Hay que parar para saber cómo quieres vivir”, asegura.
Ella para todos los días porque medita y este ejercicio de relajación y autoconciencia le ayuda a darse cuenta “de muchas tonterías que llevas encima”. El resultado es convincente porque ella, que no para de sonreír durante toda la entrevista, afirma que lleva una vida de “puta madre”, es decir, equilibrada.
Una noche al mes en su estudio, que también es su casa, organiza una exposición de arte. Invita a un artista sin galería, sin oportunidad de exponer, y le ofrece gratis las paredes para que cuelguen su obra. Reconoce que no sabe mucho de arte, sólo lo que ha aprendido por su cuenta pero que le gusta tanto que no tiene complejos a la hora de enfrentarse al arte contemporáneo. Esta iniciativa altruista le sirve para llenar la casa de gente y tomar unos vinos. No ofrece comida porque dice que luego habría que barrer demasiado y, en el mismo lugar -que por la noche se llama Movimiento en Blanco-, a las nueve de la mañana hay gente trabajando, ella incluida.
Xavier Mas De Xaxàs, 25/01/2019