Rosa Vergés
“Nos quieren mal educados,
para que no opinemos”
La cineasta Rosa Vergés creció en una casa donde la biblioteca era la habitación más importante. Su padre Josep dirigía la editorial Destino y la revista del mismo nombre, un semanario “que te ponía en contacto con el mundo”. España era entonces, los años 60 y 70, un país en blanco y negro, y “Detino” era la publicación que explicaba las cosas de verdad.
Josep Pla y Miguel Delibes pasaban por su casa de Barcelona, igual que otros escritores de primer nivel, todos editados en Destino, como Ferlosio, Laforet, Cela, Goytisolo, Martín Gaite, Sender, Ridruejo… A veces se quedaban a comer. Las tertulias se alargaban y a la pequeña Rosa Vergés le gustaba escuchar. Un día Pla, soltero y misógino, le dijo a su padre que con ella sí que se casaría. La pregunta, medio en broma, no obtuvo respuesta. La joven Rosa se fue a París, a estudiar en la Sorbone, y al volver se hizo actriz en la compañía Dagoll Dagom.
Escribía guiones, colaboraba con directores como Vicente Aranda y Bigas Luna, entendió que el cine era lo suyo. “Lo escogí para esconderme detrás de la cámara”, asegura al confesar las dificultades que tenía con la gestión de su imagen pública.
Su primer largometraje se tituló “Boom Boom” (1990), una comedia en la Barcelona de la efervescencia olímpica que le valió un premio Goya a la mejor directora novel. Luego ha escrito y dirigido otras películas, la última Iris, en el 2004, y hoy se dedica a la formación de nuevos cineastas en ESCAC.
Si tuviera que escribir una película sobre “este mundo tan descreído en el que vivimos” escogería un tema optimista, una historia sobre “los referentes que dejamos a nuestros hijos, ejemplos de valentía y compromiso”, para que les iluminen.
Ella sigue inspirándose en la poesía. Asegura que no podría vivir sin ella, que es el lenguaje de los niños, la verdad primigenia. Que casi nadie lea poesía es un ejemplo del mal momento que atraviesa la cultura y la civilización en su conjunto. “Nos quieren mal educados, para que no opinemos”, asegura al pensar en los políticos y los planes de estudio.
Rosa Vergés considera que hoy es más difícil enriquecerse con un buen libro, una buena película, un buen concierto. Sin una cultura de nivel a nuestro alrededor, es más difícil acceder a las ideas, tener criterio, pensar por nosotros mismos. No hay una buena base, en definitiva, para que seamos libres.
Xavier Mas De Xaxàs, 13/04/2017