Elisabeth de Nadal
A Barcelona le favorece estar lejos
del centro del poder político
Elisabeth de Nadal es abogada. Durante veinte años estuvo litigando, hasta que un día pensó que sería mucho mejor ayudar a que el mundo si sitúe en un rumbo adecuado de progreso social, medioambiental, económico y político. Dejó entonces la toga y abrió un centro para acoger a los investigadores sociales del mañana, los expertos que se plantean los retos del milenio. Este centro se llama BIPP HUB y tiene su sede en el antiguo hospital de Sant Pau de Barcelona.
Hub es un nexo y BIPP significa Barcelona Internacional Public Policy. La política pública es la política que realizan las administraciones en nuestro beneficio. La necesidad de que estas políticas se coordinen entre varios países se debe a la dimensión del reto. Un ejemplo: cómo ayudar a que un país transite de la guerra a la paz y la democracia. Otro ejemplo: cómo establecer unos derechos humanos del mar.
De Nadal cree que Barcelona está muy bien situada para atraer estos proyectos y sacarlos adelante. Cree que la favorece “estar lejos de los centros de poder” porque gana neutralidad y el proyecto, al establecer una distancia con los gobiernos, también gana solidez.
Mientras los barceloneses parecen cansados de su ciudad y cuando no se quejan del turismo lo hacen del calor, la suciedad y la inseguridad, De Nadal es de las que piensa que estos ciudadanos no saben donde viven ni la calidad de vida que tienen. Desde fuera, además, se valora mucho el dinamismo en la sociedad barcelonesa, a la que se ve rebosante de civismo y espíritu democrático. El “procés” sería, a su juicio, un ejemplo de esta civilidad política que tanta admiración despierta en Europa.
El BIPP HUB arrancó hace dos años con tres proyectos y hoy gestiona trece. Entre las novedades que se van a incorporar está el de crear unos derechos humanos del mar que, entre otras muchas cosas, permitan defender mejor a los refugiados y migrantes que cruzan el Mediterráneo. Barcelona debería coger esta bandera.
De Nadal considera que el activismo es imprescindible pero que por sí solo no cambia el mundo. Opina que es necesario entroncarlo con los poderes públicos. Si se queda a las puertas del parlamento, si no puede cristalizar en una opción política o una propuesta de ley, su incidencia es mínima. Este empuje cree que llegará desde las ciudades, donde ella ve “a una ciudadanía en ebullición”. “La transformación es cosa de todos”, dice, de cómo decidimos vivir nuestra vida, de nuestros pequeños actos cotidianos.
De Nadal, como se aprecia en esta entrevista, habla mucho con las manos y habla, también, con un gran equilibrio entre la pasión y la razón.
Xavier Mas De Xaxàs, 05/07/2019