Colita
La fotografía es un acto de fe
Isabel Steva ( Colita ) ha alcanzado la sabiduría. Como ella mismo dice, no tenía más remedio: “A cierta edad o te haces sabia o tienes alzheimer”. Alguna ventaja tiene llegar a los 79 años con lucidez y experiencia.
Colita explica en la barra de Il Giardinetto que empezó a fotografiar en serio cuando, de la mano de su amigo Paco Revés, descubrió a los gitanos de Barcelona. Fue a principios de la década de los sesenta. Ella tenía una Pentax de segunda mano con un objetivo de 50 milímetros. La primera fotografía que vendió fue de la bailaora Carmen Amaya a la propia Carmen Amaya. Se hicieron amigas. Colita fotografió a los protagonistas de la película Los Tarantos (1962) y se enamoró del flamenco. Recuerda que Amaya era “un animal bellísimo, una pantera (...) que vivía de una forma bellísimamente salvaje”.
Colita conoció a Oriol Maspons, Julio Ubiña, Xavier Miserachs y Leopldo Pomés. Hacía reportajes y trabajaba en prensa. Se enfrentaba al franquismo con fotografías sexys. Se lo pasó bien fotografiando a King Kong pasando un fin de semana con dos hermanas y también retratando a una monja dándose placer con un cilicio. Acabó en comisaría. Estas fotos pueden parecer ofensivas desde un punto de vista feminista, pero Colita las reivindica dentro de un pulso sin cuartel con el franquismo y la iglesia. Esas imágenes pretendían sacar de sus casillas al régimen y lo conseguía. “Había que tener muchos huevos”, reconoce ahora.
De aquella batalla, sin embargo, ahora que han pasado los años, Colita cree que no hemos salido bien librados. Dice que “hemos perdido la batalla” y argumenta su pesimismo con la poca calidad de los líderes y el mal estado de la cultura en general.
Fue esta precariedad de la cultura la que en el 2014 llevó a Colita a renunciar al premio nacional de fotografía.
Cuando Colita reflexiona, y lo hace a fondo, dispara a discreción con ideas contundentes que parecen titulares: “La política es una puta mierda”, “los jóvenes confunden la pornografía con el amor”, “hay ludópatas por todas partes”, “el mundo se va al garete”, “prefiero los animales a las personas” y “mejor que me calle porque estoy más guapa”.
Ha intentado adaptarse a la fotografía digital pero no le gusta. Considera que la fotografía auténtica “es la de siempre”, que no hay color entre una copia digital perfecta y una en papel baritado. La digital será perfecta y ese es parte del problema porque a ella le van las imperfecciones.
Frente a las herramientas digitales que permiten fabricar imágenes fabulosas, ella prefiere la fotografía que se cuece en un laboratorio. Explica que “la imagen la haces o la fabricas”. Si la haces tienes una fotografía auténtica. Si la fabricas, lo que tienes es una ilustración perfecta. De ahí la conclusión de que “la fotografía es un acto de fe” porque viendo la imagen no puedes saber lo que es auténtico y lo que es fabricado.
Colita es una gran retratista. Sólo retrata a las personas que quiere. Elsa Peretti, Gabriel García Márquez, Orson Welles, Joan Manel Serrat, Terenci Moix, Jaime Gil de Biedma, Antonio Gades, Carmen Amaya, el gallo de El Pat y el cerdo feliz lo saben muy bien.
Xavier Mas De Xaxàs, 11/10/2019