Tomás Alcoverro
“No veremos la paz en Oriente Medio”
Tomás Alcoverro hubiera preferido ser escritor pero se lo ha pasado bastante bien siendo periodista. También le hubiera gustado ser diplomático en la época de las grandes misiones de ultramar, cuando los embajadores eran mucho más que relaciones públicas sin alas. Su trabajo como corresponsal de La Vanguadia en Oriente Medio durante más de 30 años le ha permitido, sin embargo, además de ser escritor –el mejor periodismo es un género literario–, ser los ojos y los oídos de este diario en las cancillerías, los zocos y los campos de batalla de la región más convulsa del mundo.
Ahora que se ha jubilado (muy a su pesar) y divide más su tiempo entre Beirut y Barcelona, ahora que prepara un nuevo libro y la Generalitat le concede una distinción que añade a las muchas que ya atesora, Alcoverro ha llegado a la conclusión de que el periodismo alcanza su plenitud cuando, a la vez que informa, es capaz de emocionar.
En la barra del Giardinetto hablamos sobre periodismo y también sobre Oriente Medio, los dos polos de su vida profesional, y lo hacemos guiados por un pesimismo moderado, estado intelectual que Alcoverro ha acabado aceptando como el más cabal.
Después de vivir la experiencia revolucionaria en el París de 1968, Alcoverro cree que el tiempo de las utopías ya ha pasado. No porque las utopías no sean necesarias sino porque las fuerzas en su contra, tanto políticas como militares y tecnológicas, son hoy casi insuperables.
Las primaveras árabes, término que él no considera exacto porque más que el despertar de un pueblo fue un brindis al sol, acabaron mal. Todo Oriente Medio está hoy en peor estado que cuando él aterrizó en Beirut a principios de los años setenta. Los problemas se han complicado y el decano de los corresponsales en la zona ha llegado a la conclusión de que “ya no veremos la paz en Oriente Medio”.
El problema no estriba en que los árabes y el islam sean incompatibles con la democracia sino que es consecuencia de un colonialismo occidental que, todavía hoy, impide la verdadera emancipación de los pueblos arraigados en la región.
Ávido lector y admirador de Proust, Alcoverro estos días anda inmerso en la lectura de Guerra y Pa z, maravillándose de la literatura de Tolstoi y constatando que, muchas veces, la novela tiene una capacidad muy superior a la del periodismo para captar la realidad.
Xavier Mas De Xaxàs, 07/02/2020