Judit Mascó
“Las supermodelos vendían salud, ahora no”
Judit Mascó hizo su primer anuncio de televisión a los 13 años pero sus padres, ambos maestros, le quitaron de la cabeza el ser niña anuncio. La prioridad era el estudio. Más adelante, sin embargo, siendo adolescente, se las ingenió para compaginar los libros con las pasarelas. Picó piedra en Milán, Londres y París y logró entrar en las revistas de referencia. A los 18 años, mientras acababa COU, curso que hoy equivale a segundo de bachillerato, fue portada, en bañador, de la revista norteamericana Sports Illustrated y su vida cambió para siempre.
Mascó, sentada frente a un vaso de agua en la barra del Giardinetto para una nueva entrega de esta serie de entrevistas, habla despacio y con orden mientras recuerda aquel salto a la fama. Reconoce lo poco informada que estaba sobre el alcance de esta revista deportiva. Tampoco había sido consciente hasta entonces de la enorme repercusión social de la campaña. Alojada en el Waldordf Astoria de Nueva York para la promoción, le sorprendió ver en la calle a un grupo de feministas que la criticaba por haberse prestado a ser una mujer al servicio del machismo. Era 1990 y estaba casi todo por hacer.
Aquella campaña no sólo le abrió los ojos al feminismo sino que también le permitió a gestionar el éxito gracias a la ayuda de su madre que la acompañó por la gira estadounidense.
Mascó ha tenido que soportar el acoso sexual de los hombres desde pequeña. “Siempre ha tenido que aguantar al baboso de turno”, confiesa y añade que “me pondría a llorar si recuerdo todas las cosas que he vivido”. Por eso está contenta de que sus hijas –tiene cuatro– hayan plantado cara a los abusos y abrazado el movimiento #MeToo .
Durante el pico de su carrera, la moda la dominaban las supermodelos como ella. Eran mujeres altas y curvadas que vendían mucha salud: comer sano, beber agua, hacer ejercicio, dormir ocho horas...
Estas top-models llegaron a ser mucho más importantes que la ropa que llevaban. La industria apreció su desventaja y cambió de estrategia. Pasó de la exhuberancia de una Linda Evangelista a discreción de una Kate Moss . Mascó entiende la lógica empresarial detrás de este cambio pero lamenta que fuera la pista de salida para poner de moda un tipo de mujer andrógena y muy delgada, precursora de unas actitudes nada sanas.
Las pasarelas pueden haber inducido a desajustes alimentarios en muchas mujeres, pero Mascó considera que otras disciplinas, como la gimnasia rítimica y la natación sincronizada, también han forzado a las deportistas a sacrificar su cuerpo hasta extremos potencialmente nocivos.
Mascó ha escrito libros, hecho cine y televisión, y a través de la fundación Ared, ayudado a muchas mujeres en riesgo de exclusión social a encontrar su futuro.
Xavier Mas De Xaxàs, 08/11/2019