Norbert Bilbeny
“Vivimos un periodo de inmadurez mental”
Norbert Bilbeny, catedrático de Ética en la Universidad de Barcelona, es un filósofo volcado en entender el presente. No imagina la filosofía de otra forma, con los pies en el suelo, situada frente a la realidad y la verdad.
Al final de una larga y fructífera carrera académica, el sistema jubilará a Bilbeny este mismo año. A su edad y con su capacidad intelectual, un pensador está en el auge de su carrera. No podrá seguir enseñando, pero sí escribiendo.
Los libros, como él dice, son maestros, y los suyos han enseñado a muchas promociones de estudiantes y varias generaciones de personas interesadas por el pensamiento.
El último se titula La moral barroca (Anagrama) y es un repaso al siglo XVII para encontrar allí las claves que pueden desatascar el presente.
La vida es un sueño, como lo fue en el Barroco. Entonces, despertaron. Hoy está por ver”
Bilbeny cree que nuestra época se parece a aquélla. Ve varios paralelismos interesantes, empezando por la barbarie y terminando por la ensoñación. Las guerras, la peste y la decadencia imperial postran a la intelectualidad en una especie de sueño. Que la vida es un sueño se lo plantean Calderón y Quevedo. También Shakespeare. Un sueño como mejor explicación para tanto revés. No podía ser de otra forma.
Entonces, sin embargo, a diferencia de ahora, Bilbeny cree que había un deseo por despertar. Hoy, aún no lo tenemos. Al contrario, estamos muy cómodos viviendo "el sueño del yo ficticio", dejando que la tecnología nos arrastre a un mundo donde la realidad pierde buena parte de su sentido.
El individuo contemporáneo parece que ya no tiene interés por el pasado -lo ha olvidado casi por completo- y tampoco está de verdad interesado por saber cómo será el mañana. Su vida gira en torno al hoy, la inmediatez. "Estamos anclados en el presentismo" -afirma el filósofo- y las perspectivas no son buenas.
Estamos en un tiempo de pobreza moral que hace cuarenta años no teníamos; nos falla lo humano
No podemos despertar porque nos faltan herramientas, porque "vivimos en un periodo de inmadurez mental", afirma.
A esta manifiesta falta de conocimiento, se une la erosión de los valores. Todavía no han sido destruidos, como lo fueron en Europa hace un siglo, pero hay un claro declive. Bilbeny constata que atravesamos "un tiempo de pobreza moral que hace cuarenta años no teníamos".
Nos falla lo humano, la conciencia del nosotros, de nuestras pretensiones. Bilbeny no es optimista, pero se muestra satisfecho, honrado por las personas que le quieren y por las que le han enseñado lo que sabe. Es mucho, además de la mejor señal de que, a pesar de todo, avanzamos.