Gemma Puig y el tiempo:
“Catalunya es muy complicada”
Gemma Puig estudió física, se especializó en meteorología y cada día, desde hace un montón de años, habla del tiempo que hace y va a hacer cerca de donde viven millones de catalanes.
El suyo es el tiempo más próximo y familiar, elaborado no solo con su hábil interpretación de los mapas isobáricos, sino, sobre todo, gracias a la colaboración de decenas de personas repartidas por el territorio, un equipo de entusiastas que cada mañana se levantan mirando al cielo y reportan a la redacción de la televisión autonómica las fotos y los audios de lo que ven sobre sus cabezas.
No ha duda de que el tiempo despierta un gran interés entre los catalanes. Los meteorólogos gozan de un respeto a la altura de muy pocos personajes públicos. Son oráculos a los que conviene hacer caso.
Puig anticipa un otoño de tormentas intensas, como las que se han visto estos días en Grecia y Libia
Predecir el tiempo en Catalunya es mucho más difícil que en Escocia. "Catalunya es muy complicada", reconoce Puig. En Escocia, por ejemplo, los frentes suelen cruzar desde el noroeste, pero en Catalunya pueden llegar desde cualquier punto cardinal, con el agravante de un Mediterráneo que se calienta a una velocidad tan alta que Puig anticipa un otoño de tormentas intensas, como las que se han visto estos días en Grecia y Libia.
"Nos pasan cosas que no son normales", reconoce la meteoróloga. No hay duda de que el clima cambia. "La diferencia -explica- es la recurrencia y la frecuencia" de los fenómenos más extremos.
Entenderlos es más fácil después de leer Atrapades en el temps (Univers Llibres), el libro de testimonios femeninos sobre el tiempo que escribió con Mònica Usart.
El calentamiento global obliga a los expertos a inventar nuevas palabras, como medicán, que designa a un huracán mediterráneo, calamidad a la que, según Puig, no tendremos más remedio que adaptarnos.
No podemos controlar cuándo y dónde lloverá, pero sí podemos hacer un uso más sostenible del agua que tenemos”
Gemma Puig no es alarmista ni pesimista. Considera que tenemos la tecnología suficiente para enfrentarnos a la crisis climática.
Tira de sentido común para afirmar que "en verano siempre hace calor" y a los que piensan que este último ha sido el más caluroso de sus vidas les precisa que el pasado aún lo fue más.
Nos alarma la sequía, aunque siempre las haya habido, pero lo que nos molesta de verdad es que el clima nos obligue a vivir de otra manera.
No podemos controlar cuándo y dónde lloverá, pero sí podemos hacer un uso más sostenible del agua que tenemos. Puig lo tiene claro. Hay que volver a hacer lo que hacían nuestros padres y abuelos, más conscientes que nosotros sobre el lugar que ocupamos en el ecosistema. Su ejemplo nos ayudará a adaptarnos y a mitigar los estragos de los fenómenos más extremos.